“Me sentí fascinada por el título de la exposición Lost in Translation, y con una oleada de emociones volví a pensar en mis experiencias en Domus Academy. Fascinada porque crecí en la línea inestable del encuentro entre dos culturas y lenguas diferentes, la del sur y la del norte. He vivido y experimentado muchas veces el proceso de pérdida, y otras tantas, el enriquecimiento que llega en el camino de un proyecto.
Me conmueve el encuentro con nuevas personas y realidades, y sobre todo, una nueva dimensión del pensamiento proyectual que se reveló allí. Todo se originó allí, en Domus Academy: el dolor, la alegría y, a veces (pocas), la iluminación y —para lo cual no estaba preparada— la transformación interna al enfrentarse y observar el proyecto, al otro y al mundo.
En realidad, creo que el verdadero disfrute del diseñador reside en el camino que va de la idea al producto final.”